Adentrarse en el mundo financiero puede resultar intimidante para los jóvenes, pero con las herramientas adecuadas es posible formar un historial crediticio saludable desde temprano. Este artículo explora cómo elegir, usar y aprovechar al máximo las tarjetas diseñadas para clientes jóvenes.
Las entidades financieras ofrecen productos específicos para mayores de 18 años y opciones supervisadas para menores a partir de 14 años. Estas tarjetas suelen vincularse a cuentas con condiciones preferentes y sin comisiones de mantenimiento, facilitando el acceso a menores y adultos jóvenes.
Los tres tipos más comunes son:
Las tarjetas para jóvenes ofrecen beneficios adicionales que promueven una experiencia de uso satisfactoria y educativa:
Según estudios recientes, el 30% de los menores de 24 años utiliza su tarjeta a diario. Este porcentaje sube al 47% en la franja de 25 a 44 años. La creciente digitalización impulsa el uso de tarjetas virtuales y billeteras móviles que ofrecen mayor comodidad y trazabilidad.
Los jóvenes valoran especialmente:
El acceso temprano al crédito conlleva responsabilidades. En Europa, el saldo medio pendiente de los jóvenes endeudados ronda los 1.000 euros, y un 15,3% de la Generación Z en EE.UU. ha alcanzado su límite de solvencia.
Los principales factores de riesgo incluyen:
Para evitar problemas, es esencial fomentar la planificación y el uso responsable:
Recomendaciones clave:
La digitalización seguirá transformando el sector. Las tarjetas virtuales y pagos biométricos se consolidan, pero requieren mayor énfasis en ciberseguridad y protección de datos.
Los bancos profundizarán en programas de fidelización con cashback y recompensas personalizadas, potenciando un uso educativo y responsable. La sociedad y las instituciones deberán reforzar la alfabetización financiera para evitar el aumento de la vulnerabilidad al endeudamiento.
Iniciar el camino hacia un historial crediticio saludable pasa por la combinación de herramientas adaptadas y educación continua. Las tarjetas para jóvenes no solo facilitan el acceso a servicios financieros, sino que brindan una oportunidad única para desarrollar habilidades de gestión y responsabilidad.
Con las prácticas adecuadas y un acompañamiento familiar o institucional, los jóvenes pueden aprovechar estas tarjetas de forma segura, establecer hábitos de ahorro y consumo inteligente, y sentar las bases de un perfil crediticio sólido que les abrirá puertas en el futuro.
Referencias